
Según el Instituto de Estadística de la UNESCO, el número global de estudiantes internacionales sigue aumentando año tras año, con una tasa de 6,4 millones de estudiantes registrada en 2020 (“2023 Key Figures: Europe Is the Leading Host Region for Mobile Students”, s.f.).
Estudiar traducción siendo estudiante internacional
Convertirse en estudiante internacional en el ámbito de la traducción implica que uno debería haber estudiado al menos dos idiomas extranjeros y, en consecuencia, haber alcanzado un nivel avanzado en sus habilidades de traducción antes de decidir mudarse al extranjero. Sin embargo, hablando desde la experiencia personal, por más estudio y dedicación a este ámbito que hayas tenido en tu país, nada puede prepararte para la experiencia de vivir y tratar de encajar en un sistema diferente. El proceso de adaptación en un país nuevo tiene dos dimensiones: una psicológica y otra sociocultural, y abordaré ambas en los siguientes párrafos.
Las altas expectativas, la barrera lingüística y el autoaislamiento
Por un lado, con respecto a la dimensión psicológica, el primer factor que influye en tu percepción del sistema al que estás a punto de acceder se hace evidente incluso antes de salir de tu país. Es tu propia visión del lugar al que deseas mudarte, que se crea a partir de las ideas promovidas en tu país de origen. Amistades, familiares, todos pueden contribuir a la hora de formarte una opinión. Por ejemplo, pensé que mudarme a Francia sería un sueño hecho realidad, que el sistema educativo no solo sería superior al de Rumanía, sino que también cumpliría con todas mis expectativas ideológicas sobre cómo debería ser un sistema educativo. También pensé que mi vida sería más feliz aquí, más fácil desde todos los puntos de vista. Debo decir que tan solo tenía 18 años cuando me mudé a Francia, mi experiencia era limitada y mis esperanzas eran, como mínimo, optimistas.
En mi caso, que, según Rachel Smith y Nigar Khawaja (2011), es una percepción general que tiene el alumnado internacional, pensé que ser una alumna de sobresaliente en mi país de origen significaría automáticamente que también tendría éxito como estudiante en Francia. Mi ilusión se desmanteló rápidamente después de enfrentar la realidad de la barrera lingüística, y después de recibir mi primer informe de calificaciones. Aprender en mi lengua materna ya no era suficiente. Por lo tanto, tuve que adaptarme a aprender en francés, a exigirme más a mí misma que mis compañeros, cuya lengua materna era el francés, y a obtener calificaciones más bajas que las suyas. Una de las mayores dificultades con las que tuve que lidiar fue que mi conocimiento en traducción, aunque no era necesariamente incorrecto, era incompleto. A pesar de haber dedicado años de mi vida a estudiar francés, mi nivel B2 era nefasto en comparación con el nivel de los hablantes nativos. Saber distinguir entre palabras que inicialmente estudié como sinónimos y comprender los diferentes matices de la lengua francesa fue un proceso frustrante. Tuve que aprender de nuevo a traducir del francés, a recordar que mi información de partida no era adecuada o no lo suficientemente precisa, y corregirme una y otra vez. Fue un proceso gradual, y el profesorado tuvo que señalar mis errores varias veces para que yo interiorizara la versión correcta en mi cabeza. A veces era desalentador ver que seguía cometiendo los mismos fallos, y era difícil abstenerse de estar decepcionada conmigo misma por no detectarlos antes de entregar mis traducciones. Tratar a las personas con amabilidad no vale de nada si no te tratas a ti misma de la misma forma. Smith y Khawaja también afirman que “es probable que el estrés académico se intensifique para el alumnado internacional debido a los factores estresantes derivados de la ansiedad por la segunda lengua y de la adaptación a un nuevo entorno educativo” (2011, p. 702). Considero que esta afirmación es cierta, ya que nunca había experimentado el miedo a suspender una asignatura antes de mudarme a Francia, el cual se vio intensificado por la preocupación de ser una estudiante internacional y tener que regresar a Rumanía como alguien cobarde, una idea equivocada que tenía en ese momento.
Sin embargo, la barrera lingüística no solo me afectó a nivel académico: mi vida social cambió, y pasé de salir al menos tres veces por semana a una vez al mes. Aun habiendo estudiado francés durante seis años antes de mudarme aquí, apenas podía entender lo que decían mis compañeros de clase, y casi no podía producir oraciones coherentes. No dudé en intentar hacer amigos de habla inglesa o rumanos. Wenxuan Li afirma que “la segregación racial puede obstaculizar el rendimiento académico del alumnado internacional” y define esta segregación como la forma en que “es más probable que las personas del mismo país permanezcan juntas” (2022, p. 1179). Limitar mi práctica del francés porque la comunicación era más difícil me hizo aislarme, inconscientemente, de mis compañeros de clase. Tardé un año en darme cuenta de que necesitaba hacer un esfuerzo adicional. Debía presionarme una vez más si quería encajar realmente y encontrar mi sitio en este país. La ansiedad social es un concepto que mi generación a menudo usa para describir el miedo a ser juzgado o rechazado por las personas, evitando así la interacción con extraños. Este concepto no es nuevo para mí, porque sé que en algún momento el miedo a cometer un error hablando francés era lo suficientemente grande como para impedirme hablarlo. Este fenómeno también se conoce como ansiedad lingüística, y MacIntyre lo define como un tipo de ansiedad que implica “preocupación y reacción emocional negativa que se despierta al aprender o utilizar una segunda lengua” (1999, p. 27). Por lo tanto, tenía que entender que los errores son, en realidad, la mejor manera de aprender.
Del choque cultural a la aculturación
Por otro lado, como dije anteriormente, la adaptación también tiene una dimensión sociocultural. Después de vivir en Francia durante cinco años, el choque cultural todavía logra sorprenderme. Recuerdo haber notado cómo el comportamiento colectivo entre compañeros en Francia era muy diferente al de Rumanía. El hecho de acercarme a mis compañeros de clase de la nada se consideraba de mala educación, mientras que en Rumanía, el formar parte del mismo colectivo significaba que se pertenecía, más o menos, al mismo grupo. Cuando te mudas a un país extranjero, hay muchos cambios a los que debes adaptarte para poder encajar. Aprendí a aceptar que lo diferente equivale, de hecho, a ser único, y a amar ciertos aspectos de este país por su diversidad.
Recuerdo tener problemas en algunas clases de traducción en las que teníamos ejercicios de transcreación o de traducción de marketing porque no podía encontrar correspondencias adecuadas para determinados elementos culturales que desconocía. Traducir subtítulos también resultó ser un desafío porque había palabras de la jerga francesa que no entendía y, por lo tanto, no pude traducirlas al inglés. También había palabras en inglés que sí conocía, pero que no podía traducir al francés porque no sabía sus equivalentes. No te sientes tan mal si no entiendes el remate de un chiste y eres el único que no se está riendo, sobre todo cuando te lo explican después. Comprendí que, si quería ser una buena traductora, no podía limitarme solo a estudiar el idioma; tenía que sumergirme en la cultura, las tradiciones y el estilo de vida. Esto me hizo enamorarme aún más de la traducción, ya que me dio el empujón que necesitaba para abrirme a descubrir lo desconocido.
John Berry define la aculturación como “el proceso dual de cambio cultural y psicológico que se produce como consecuencia del contacto entre dos o más grupos culturales y sus miembros individuales” (2005, p. 698). Sin embargo, el límite entre mantenerte en contacto con tu cultura y permanecer abierto a otras se difumina porque es muy fácil perder el contacto con tus raíces si estás decidido a hacer todo lo posible para adaptarte a tu nuevo entorno. Esto puede ser especialmente confuso para los adultos jóvenes, dado que ya no saben a dónde pertenecen. Recuerdo que a veces me sentía perdida porque no podía encontrar un lugar al que realmente llamar “hogar”. Sentía que mi vida en Francia era como un trabajo a jornada completa en el que tenía que esforzarme al máximo para encontrar a algunas personas a las que les cayera bien, y mi vida en mi ciudad de origen parecía pequeña y lejana, llena de muchas personas a las que solía llamar amigas y algunas otras que decidieron quedarse en mi vida hasta el día de hoy. Yo no pertenecía a ninguno de los dos lugares.
Cómo sobrellevar el síndrome del impostor
Estudiar traducción ya conlleva sus propias dificultades, puesto que constantemente nos esforzamos por ser los mejores y alcanzar el mismo nivel de fluidez que tenemos en nuestra lengua materna en lenguas extranjeras. Cursar traducción mientras trabajas exclusivamente con idiomas extranjeros, con poco o ningún contacto con tu lengua materna, es una montaña rusa. Algo que comparto con una de mis amistades en una situación similar, una persona que estudia traducción en Francia y cuya lengua materna no está incluida en el máster que cursa, es el síndrome del impostor y la ansiedad que este conlleva. Imagínate este escenario: estás haciendo todo lo posible para obtener buenas calificaciones a pesar de las dificultades de estudiar exclusivamente lenguas extranjeras, los resultados no son muy alentadores y tu nivel de competencia parece insuficiente. Además, eres cuatrilingüe y utilizas la mayoría de estas lenguas en tu día a día. Debido a eso, tu coherencia parece deteriorarse, especialmente en tu lengua materna, que es la menos utilizada de ellas. Esto provoca la sensación desalentadora de que no estás haciendo lo suficiente, de que no estás esforzándote y de que estás fallando en lo único en lo que se supone que debes sobresalir. El problema no es blanco o negro: hay grises y matices en todas partes. Sin embargo, empiezas a sentirte como un fraude, como si tus logros no significaran tanto como deberían, lo que solo aumenta el estrés y la ansiedad que ya estás sintiendo.
Aprende a reconocer tu autoestima
Al final, cualquier dificultad puede superarse una vez que te das cuenta de que dudar de uno mismo es parte del proceso, y de que pedir ayuda, ya sea profesional o simplemente a amistades y familiares, no es nada de lo que avergonzarse. Salir de tus propios pensamientos y obtener una opinión externa es esencial. Sentirse desanimado es natural y humano; sin embargo, es importante recordar que la persona que eres ahora ha adquirido experiencia y ha logrado hitos con los que antes solo podía soñar, y que ningún esfuerzo se hace en vano.
Ser estudiante internacional en traducción es una experiencia gratificante desde todas las perspectivas. Tener la oportunidad de practicar y mejorar tus habilidades lingüísticas con hablantes nativos, de descubrir todas las capas de la lengua, que incorporan sus culturas, tradiciones y su forma de vida, es un regalo en sí mismo. Estoy muy agradecida de haber vivido todo esto: lo bueno, lo malo y todo lo demás.
Referencias
“2023 Key Figures: Europe Is the Leading Host Region for Mobile Students”. s.f. Campus France. https://www.campusfrance.org/en/news/key-figures-2023.
Berry, J. W. (2005). Acculturation: Living successfully in two cultures. International Journal of Intercultural Relations, 29(6), 697–712. https://doi.org/10.1016/j.ijintrel.2005.07.013.
Li, W. (2022). Mental problems of ‘Language Gap’ for the international students. Advances in Social Science, Education and Humanities Research, 631, 1178-83. https://doi.org/10.2991/assehr.k.220105.217.
MacIntyre, P. D. 1999. Language anxiety: A review of the research for language teachers. En D. J. Young (Ed.), Affect in foreign language and second language learning (pp. 24-45). Boston: McGraw-Hill.
Smith, R. A., & N. G. Khawaja. (2011). A review of the acculturation experiences of international students. International Journal of Intercultural Relations, 35(6), 699-713. https://doi.org/10.1016/j.ijintrel.2011.08.004.
Detalles
- Fecha de publicación
- 3 de abril de 2024
- Autor
- Dirección General de Traducción
- Idioma
- inglés
- italiano
- rumano
- español
- Categoría EMT
- Actividades de la red EMT

